La democracia en el mundo se enfrenta quizás a sus horas más difíciles. Pasamos de la sociedad de la post verdad, a la sociedad del algoritmo y ahora a la sociedad de la inteligencia artificial. ¿Qué tiene que ver todo esto con el debilitamiento de la democracia y que papel tiene la ciudadanía en este contexto?
En el escenario global actual, la democracia, ese sistema político que parecía imparable, enfrenta una serie de desafíos que amenazan con remover sus bases más profundas. Hay un declive democrático a escala mundial. Esta crisis no es un fenómeno aislado, sino más bien una marea que afecta a todas las regiones del mundo, y América Latina no está exenta de sus impactos.
Es creciente la preocupación por el declive de las democracias en diferentes rincones del mundo. El auge de líderes populistas, la erosión de las instituciones democráticas y la polarización social se han convertido en elementos recurrentes que desafían los principios fundamentales de la gobernabilidad democrática. Las olas de autoritarismo amenazan con socavar las bases de los sistemas políticos que una vez prometieron representación y participación ciudadana.
En América Latina, esta crisis se manifiesta de manera palpable. Países que han luchado históricamente por consolidar sistemas democráticos enfrentan ahora desafíos que van desde la corrupción hasta la falta de confianza en las instituciones. La región, conocida por su diversidad y complejidad, se encuentra en una encrucijada donde la estabilidad democrática parece tambalearse.
La crisis global de la democracia no es un fenómeno abstracto para América Latina; es una realidad que afecta la vida cotidiana de millones de personas. La pérdida de la fe en las instituciones democráticas se traduce en desconfianza, desigualdad persistente y la posibilidad de retrocesos en el progreso alcanzado y los derechos conquistados en las últimas décadas.
Y los contrastes saltan a la vista en lo que pareciera ser una trampa de la democracia. Por ejemplo, en Colombia, después de 200 años de democracia, se avanza por primera vez en la elección de un gobierno alternativo que tiene como bandera la garantía de derechos para los menos favorecidos. En dos siglos ni siquiera conquistamos el derecho a una educación gratuita. En contraste, en otros países del cono sur, las extremas derechas avanzan sin parar y su bandera es precisamente la contraria: la disminución de los derechos que con tanto sacrificio conquistó la gente y la economía extractivista sin parar.
Frente a este panorama, la comunidad internacional enfrenta un desafío crucial. La solidaridad y la colaboración entre naciones se vuelven esenciales para fortalecer las instituciones democráticas y abordar las causas fundamentales de esta crisis. Creemos en la construcción de nuevas ciudadanías, en la defensa del ambiente y todas las formas de vida y en que la innovación social es una herramienta que nos va a permitir encontrar soluciones distintas para los mismos problemas de siempre. Por supuesto la garantía de derechos para estas nuevas ciudadanías es vital en el esfuerzo para recuperar la salud democrática de la región.
En tiempos inciertos, la pregunta no es solo cómo superaremos esta crisis, sino cómo construiremos un futuro democrático más fuerte y resistente. América Latina, con su rica historia de lucha y resistencia, tiene la oportunidad de escribir un nuevo capítulo en la historia de la democracia global.
América Latina tiene la oportunidad de liderar el camino hacia la renovación democrática. La movilización de la gente, el fortalecimiento de los sistemas educativos y la construcción de consensos políticos son elementos clave para superar la crisis actual. La resiliencia de la región y su capacidad para aprender de sus desafíos serán determinantes en la búsqueda de un futuro donde la democracia no solo sobreviva, sino que florezca.
Después de 200 años de un ejercicio de poder y una forma de gobierno que forjó una lógica para privilegiar intereses particulares, Colombia enfrenta su más profunda crisis social y económica, y no solo debido a la pandemia. De hecho, un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde)
La democracia en el mundo se enfrenta quizás a sus horas mas difíciles. Pasamos de la sociedad de la post verdad, a la sociedad del algoritmo y ahora a la sociedad de la inteligencia artificial. ¿Qué tiene que ver todo esto con el debilitamiento de la democracia y que papel tiene la ciudadanía en este contexto?
Hoy estamos ante un nuevo momento para la América Latina, una nueva oportunidad de emancipación. Estamos ante la posibilidad de dejar de ser el cuarto trasero del mundo, para pasar al frente y convertirnos en vanguardia. Por primera vez en América Latina, empieza a configurarse un escenario que nos permitirá hablarle en condiciones de igualdad